En mi último paso por asunción (durante la primera semana de febrero) tuve ocasión de terminar en el auditorio Manuel de Falla, para un acto en homenaje a las mujeres haitianas fallecidas en el terremoto de enero. Loable iniciativa de Gloria Rubín, nuestra ministra de la secretaría de la mujer, quien en su búsqueda convocó al viceministro de culto, Hugo Brítez, y fue apoyada también por Lilian Soto, nuestra ministra de la secretaría de la función pública... Además, Vero Villalba preparó una presentación animada a mi criterio muy esclarecedora, enternecedora y convocante al compromiso...
Esta iniciativa me pareció muy interesante: poner en el centro de la escena ese Haití (Ayiti, en creole) que solo citamos a veces en la periferia de nuestros exámenes de geografía o ciencias sociales en la secundaria y además, poner en el centro los nombres de mujeres haitianas luchadoras por la igualdad en su país y por el desarrollo de su pueblo, mujeres que ahora nos acompañan como guía desde la tierra y las estrellas: Myrian Merlet, Anne-Marie Coriollan y Magalie Marcellin (una reseña de sus vidas y vitalidades se encuentra en http://www.cde.org.py/informativomujer/?p=1324).
Sin embargo, me llamaron la atención algunos elementos que tienen que ver con el modo de organización del acto, al dar cabida a diferentes cultos para que elevaran una oración por las víctimas del terremoto, me preguntaba por esa parte de nuestra Constitución que establece a nuestro Estado paraguayo como laico:
"Quedan reconocidas la libertad religiosa, la de culto y la ideológica, sin más limitaciones que las establecidas en esta constitución y en la ley. Ninguna confesión tendrá carácter oficial" (art. 24, Constitución de la República del Paraguay, 1992).Eso me trajo enseguida a colación un texto de Patricio Dobrée en que me sentí expresado cuando afirmaba en relación con el rol del Estado al mensajes, al actuar:
"la función principal del Estado en materia de cultura no es determinar sus contenidos. Son los diversos grupos sociales quienes deben ocuparse de crear y recrear sus expresiones culturales, mientras que las instituciones estatales solo deberían facilitar esta tarea. Sin embargo, se reconoce que prácticamente de modo inevitable el Estado también produce símbolos a partir de sus acciones, y por lo tanto se considera deseable que tal simbología sirva para fortalecer valores que promuevan la democracia, el pluralismo ideológico y el ejercicio de los derechos humanos" (Dobrée, 2009: 459).
Ergo, el Estado es laico y como tal tiene la capacidad de generar espacios donde las pluralidades se expresen y pongan de manifiesto. En este acto, pasaron al escenario pastores de las iglesias vaticana, evangélicas y mennonita, así como el representante del viceministerio de culto (otro sacerdote de la iglesia vaticana), todos ellos cristianos.
Preguntas al vivir esta situación:
- ¿Qué pasó con las otras confesiones religiosas: musulmana y judía, por ejemplo? Un representante de B'nai Brith presente en el acto comentó que no había rabinos por esos días en la ciudad... pero no supe acerca de los imanes.
- ¿No tenemos en Paraguay forma de convocar también a un rito vudú, religión mayoritaria en Haití? Se me ocurre que tal vez estas oraciones entrarían más rápidamente en contacto con la vitalidad de quienes partieron...
- En todo caso, ¿qué hizo que ni siquiera se mencionara que se había hecho una convocatoria más amplia y abierta (al menos a la comunidad judía) y que por distintas razones iban a estar presentes solo representantes de las iglesias cristianas?
- ¿Qué pasó con quienes no adscribían a manifestación religiosa alguna (ni cristiana ni musulmana ni judía ni vudú ni otra...)? La respuesta llegó un rato después...
Vaya pues que luego de todo esto, pasaron al escenario Lilian Soto y Gloria Rubín, entonces Lilian compartió con el público una oración laica feminista de conexión con cada víctima desde nuestros lugares (esta oración está disponible en: http://www.cde.org.py/informativomujer/?p=1380). ¿Sería esta la respuesta a mi última pregunta? Entonces, viene otra pregunta que abre nuevas:
- ¿Por qué entonces no estuvo esta presentación de Lilian en el contexto de las "oraciones"?
- ¿Será que todavía lo "laico", lo "ateo" y lo distintamente otro de lo cristiano, o en último caso del instituido central religioso (el vudú es considerado por muchos como rito primitivo y no religioso, sino espiritualista), está muy por fuera de nuestras concepciones?
- ¿Será que estamos tan entrampados en los discursos de lo laico pero los sostenemos desde nuestras creencias originalmente instaladas en nuestras culturas que solo podemos convocar a las mismas y las parecidas?
- ¿Será que estamos tan fuertemente atrapados por las relaciones que nos dicen definir nuestras identidades que ni siquiera estamos habilitando contactos con otras manifestaciones ni haciéndolas visibles en nuestro entorno?
No deja de ser loable la iniciativa de la Secretaría de la Mujer frente a un Estado que se ha caracterizado por la presencia vaticana en sus actos y que se caracteriza hoy aún por la presencia de íconos y prácticas propias de esta denominación en los edificios públicos y en los actos cotidianos de sus funcionarias y funcionarios. Es además una ocasión para seguir mirándonos mutuamente y poniendo las preguntas para aprender en conjunto. Sin este acto, no cabría reflexión posible acerca de las formas de incluir las voces, manifestaciones y expresiones posibles de lo paraguayo y en Paraguay.
NOTAS:
- Referencia bibliográfica: Dobrée, Patricio (2009) Para no olvidar. Los derechos culturales desde la perspectiva del derecho a la memoria en: Coordinadora por los Derechos Humanos en Paraguay (2009) Derechos humanos en Paraguay | Yvypóra Derécho Paraguáipe. Asunción: Codehupy. Pp. 453-463.
- Por más que busqué, no encontré las oraciones elevadas por los representantes de las iglesias cristianas en la web, así es que pido disculpas por no disponer de ellas.
